viernes, 18 de mayo de 2012

Un poema



CÉSAR PERDIGUERO

Su voz fue voz de la tierra
por lo mucho que le ha dado
acompañó a las guitarras
su cantar enamorado.

Cafayate puso el sol
el valle su mica blanca
él pechó en el arenal
y encontró su salamanca.

Amanecido de estrellas
-poeta del alto cielo-
se le llenaban de zambas
los pliegues de su pañuelo.

Los alfareros del pueblo
tomeros y regadores
le vieron andar dichoso
del brazo de los cantores.

Habló mucho de los cerros
con la mica y con la greda
con los caminos de arena
y el verdor de la alameda.

Le cantaba a cada piedra
y a  las crecientes del río
al olor de las vendimias
y al delicado rocío.

Su corazón se entregaba
al lento correr del agua
y en los cauces cristalinos
empapaba sus palabras.

Su afán de paisajes claros
y de la luz sin descanso
lo hizo bardo entre los médanos
cantor en los vinos mansos.

José Ríos

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