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Revista "Madre Tierra"

lunes, 23 de marzo de 2009

El artista santiagueño presentó Aldeas en el ND Ateneo















Hace poco menos de un año, Peteco Carabajal lanzaba en La Trastienda el disco Aldeas, un nuevo trabajo discográfico que maduró durante todo este tiempo, dio sus frutos en los festivales y ahora, en el ND Ateneo, durante el fin del semana -del 12 al 15 de marzo- cosechó lo ganado a sala llena.

El santiagueño recorrió de punta a punta un disco que no tiene desperdicio y que descubre en autores elegidos -no al azar- y en su propia letra, imágenes, historias y situaciones que ubican a cada hombre en su propia aldea.

Con Demi Carabajal en percusión, Homero Carabajal y Daniel Patanchón en guitarras, Martín Ulrich en bajo y las invitadas -mujeres, cada una con su estilo: Laura "la Buri" Ros y Graciela Carabajal-, Peteco pasó una vez más por Buenos Aires.

El primer tema del disco -el que le da nombre- fue también el comienzo del show: "como un signo de estos tiempos, convive con la violencia aquella buena costumbre de dejar la puerta abierta", una descripción de La Banda, su primer aldea, multiplicándola por todas las que hoy forman un mundo que lucha por la paz y la justicia.

Cada canción encuentra un lugar: en "Padre del Amor", un homenaje a Carlos Carabajal, en "Perdón" -de Teresa Parodi-, el hachero arrepentido de talar el monte que le da de comer, en "Mediterráneo", aires de allí mezclado con un final en ritmo de chacarera, lo que le pone un color más a la obra de Serrat y en "Añatuya", el rescate de Homero Manzi como un poeta de folklore que homenajea a su tierra natal, mientras en el fondo del escenario corren imágenes de aquel lugar. En "Milonga del Peón de Campo" conviven la obra de Yupanqui y la actualidad, con "ese peón de campo que trabaja mientras el patrón corta las rutas" dice el artista.

"Como Siempre a las Tres", la vidala de Peteco y Juan Carlos Carabajal, cuenta la historia de un amor que puede ser de cualquiera, como el loco de "Sebastián", de Rubén Blades: "en cada barrio hay por lo menos un loco"."Oh Melancolía", de Silvio Rodríguez y "Los Libros de la Buena Memoria", de Luis Alberto Spinetta: "nunca entendí que quería decir la canción, pero cuando la canto, la siento, y eso es suficiente" promedian la noche.

Peteco explica una y otra vez cada tema, bromea con el mar que (sueña que) hay en Santiago y se ríe y hace reír al público de la disputa futbolística entre tucumanos y santiagueños, al tiempo que explica que pandorga es barrilete en Santiago y en Tucumán volantín. Disfruta cada momento y despacha los temas: "Chacarera del Tucu", "Ofrenda de Chacarera" y "Tiempo de Pandorgas".

La otra emoción llega con "Entidad Musical" - en el disco, acompañado por Ricardo Mollo de Divididos- mientras imágenes de los "cantores que se van pero siempre hay un cantor" (Luca Prodan, Miguel Abuelo, Carlos Carabajal, Tita Merello, Jorge Cafrune, Alfredo Zitarrosa, Roberto Goyeneche, Carlos Gardel, Cuchi Leguizamón, María Gabriela Epumer y Federico Moura.) se desplazan sobre el fondo del escenario.

Luego de la invitación a cantar para La Buri y Graciela, llegarían los clásicos, para bailar y cantar como "Digo la Mazamorra", "Fortuna, Fama y Poder" y "A mis Viejos" (en el día del debut estuvo acompañado por El Chinito).

Para el final, el comienzo: "desde siempre los poetas cantaron sus hermosuras, yo voy a pintar mi aldea, su mensaje y su cultura". Lo dice peteco en su "Aldeas", ese es su destino de músico y cantor.

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