FIESTA SANTIAGUEÑA
A quince minutos de la una de la madrugada, llegó entre aplausos el dúo Coplanacu. Los changos de Santiago trajeron su música y pusieron a bailar a toda la plaza.
Las palmas se reprodujeron en las plateas, entre zapateos y zarandeos que ondeaban en la noche coscoína. La guitarra y el bombo, estuvieron acompañadas por el cuarteto de cuerdas “Magnolias” y el cuarteto de percusión “La Repercuta”. Su canto pobló la fiesta de imágenes oníricas de un santiago norteño, de carnavales y vino. Dos veces debieron regresar al escenario, ante la determinación del público de no dejarlos ir.
Las palmas se reprodujeron en las plateas, entre zapateos y zarandeos que ondeaban en la noche coscoína. La guitarra y el bombo, estuvieron acompañadas por el cuarteto de cuerdas “Magnolias” y el cuarteto de percusión “La Repercuta”. Su canto pobló la fiesta de imágenes oníricas de un santiago norteño, de carnavales y vino. Dos veces debieron regresar al escenario, ante la determinación del público de no dejarlos ir.
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