Según
Fernando Assunçao, el origen del chiripa, se remonta al que usaban los indios catolizados, que los curas
impusieron para evitar la desnudez de estas tribus, en especial los guaraníes.
Esta cómoda prenda le permitía realizar cualquier tipo de faena y los abrigaba
a la vez.
En lengua
misionero-guaraní, chiripa significa cosa de poca monta o valor, casual, de la
menor importancia.
En lengua quichua chiri-pac, significa "para el
frío". El "chiripa", cuyos antecedentes le asignan un probable
origen indio, es una especie de manta, muy parecida al poncho -que lo
reemplazaba en casos de necesidad- y hasta se afirma que los primeros
"chiripaes" no fueron otra cosa.
Una de las
primeras referencias a esta prenda de vestir en el gaucho, la cita Assunçao
de un documento extraído del Archivo General de la Nación de Buenos Aires, en
el cual en un proceso de 1798, un testigo al que los malevos de la campaña
desnudaron al asaltar una pulpería, dice: "al verlo sólo en calzoncillos,
otro le dio un chiripa o medio poncho para que se cubriese".
En el
último tercio del siglo XVIII tomó sus dos formas definitivas: como una simple
falda sujeta a la cintura, que da vuelta y media al cuerpo (simple por detrás y
doble por delante) cayendo hasta la media pierna, y también, en la otra forma,
es decir, la más apta para la equitación: un rectángulo pasado entre las
piernas y sujetas sus cuatro puntas a la cintura, al modo de un pañal o bragas.
Bombacha
El origen de este
"pantalón", se remontaría a la Guerra de Crimea, donde las tropas
aliadas usaron uniformes similares al de los turcos, adoptando sus amplísimos
pantalones ("El gaucho". Fernando Assunçao.1963).
Debido a
la gran producción de estos raros pantalones, y el concluir inesperado de la contienda
bélica, el sobrante fue remitido al Río de la Plata, donde los soldados los
usaron; pero el sobrante seguía y se incluyó en las existencias de las
pulperías, donde el paisanaje la adoptó. Esto rondaba la época de 1855-56. La
prenda tiene un origen en nuestras tierras un tanto dilatado, pero su
ascendencia turca es prácticamente innegable.
Fue
también Etchegaray, el vasco fabricante de alpargatas uno de los que ayudó a la
difusión masiva de la bombacha o pantalón turco en nuestros campos.
La
bombacha pampeana es más delgada que la usada en el litoral o bombacha "oriental"
y las confecciones preferidas fueron el gris mezclilla, oscuro, sufrido; el
negro; el "bataraz" o "pied de poule" y luego la gabardina.
Bota de potro
La bota de
potro consiste básicamente en el tubo de cuero sacado de las extremidades posteriores (patas) de
caballares o vacunos.
Para
obtenerlo se hacen 2 cortes
transversales en el animal, uno en el muslo, lo más arriba posible y el otro un
poco más arriba del vaso.
Se quita
tironeándolo y dándole vuelta de arriba hacia abajo, muchas veces se puede ir
ayudando con un cuchillo, y cortarle el extremo de la pata para que el cuero
salga mejor.
Lo primero
a realizar es el descarne, sacándole la mayor cantidad de tejido subcutáneo,
salvo en el tramo garrón-vaso, que es donde irá el pie y suele ser la parte más
firme y resistente.
Luego se
puede quitar el pelo: lonjeado; este proceso de afeitado se hace con un
cuchillo muy afilado y a pelo,
no a contrapelo.
Emeric Essex
Vidal en "Ilustraciones Pintorescas de Buenos Aires y Montevideo",
Londres, 1820, dice: "Botas, de las que se usan generalmente entre las
clases bajas en el campo, hechas con la piel de las patas traseras de potro, la
cual se corta en tiras, desde la parte superior del anca hasta un poco más
abajo de la rodilla, rapándole la cerda”.
“La curva
de la rodilla se usa para el talón, y de la parte donde se corta bajo la
rodilla sale el dedo gordo del pie, el cual se pone en el estribo. Los indios
traen las botas al mercado secas y endurecidas, pero antes de usarlas se las
ablanda con grasa."
Por su
parte Arsène Isabelle en "Voyage a Buenos-Aires et Porto-Alegre par La Banda Oriental,
etc." 1830-1834, Havre, 1835, nos comenta: "Las botas de potro
fabricadas con la piel, no curtida, de la pierna del caballo, de manera de
dejar los dedos de los pies libres; el codo de la pata forma el talón de la
bota”.
“Otros,
principalmente en Entre Ríos, se sirven de cueros de gato salvaje (botas de
gato). Ocurre seguido que un gaucho mata un potro (potrillo) únicamente por
hacerse unas botas. Pela, afeita bien el pelo con su cuchillo, siempre bien
afilado, hasta que ellas quedan bien suaves”.
“Con esta
clase de calzado, muy conveniente, por otra parte, para un prolongado ejercicio
a caballo, estos hombres son incapaces de soportar una larga marcha a pie, y
por esto, como he dicho antes, es que son los peores infantes del mundo, pero a
caballo, cuidado!".
Esta
usanza, también harto difundida, se cree deriva de los marinos o campesinos
peninsulares.
Tenía
varios usos: colocado sobre la cabeza, atada a ésta, o anudado bajo el mentón, siempre bajo el sombrero, también
como vincha.
El otro
modo de uso, herencia campesina tal vez de origen árabe, protege cabeza,
mejillas y nuca del sol durante el día, y, las orejas, del frío y del rocío en
amaneceres y atardeceres; de la lluvia, el viento y el frío invernales y
principalmente del polvo.
Thomas
Woodbiñe Hinchliff, en "Viaje al Plata en 1861", Ed. Hachette, Bs.
As., 1955, expresa así: "con todo, yo anduve varias veces a caballo,
apunto de las doce, y en día de los más calurosos, sin sentir ninguna molestia,
para lo cual me arreglé la cabeza a la moda gaucha, que consiste sencillamente
en doblar diagonalmente un pañuelo y atarlo flojo bajo la barbilla, dejando las
otras puntas que cuelguen sobre la nuca. Encima se pone el sombrero, y el
pañuelo, al moverse con la brisa, produce un aire fresco muy agradable..."
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