Dos cantantes unidas por la sonoridad del río
La correntina y la uruguaya están componiendo juntas. Este sábado en el ND/ Teatro tocarán en vivo la primera cosecha del dúo.
La emoción las envuelve: de las melodías y las palabras caminadas juntas, a las cadencias y misterios que siguen descubriendo una en la otra. Ese tono comparten Teresa Parodi y Ana Prada en canciones hechas entre las dos: tras placenteros cruces en vivo, la correntina y la creciente cantautora uruguaya -de 41 años- decidieron entreverar sus anhelos creativos, intuyendo una voz común en sus memorias, en las luchas de sus respectivas generaciones. Esos temas nuevos, y los de cada una, van a presentar el sábado en el ND/Teatro, en el show Cosido a mano y a medida : una señal de oficio e intimidad.
“Teresa es una escuela permanente por su forma de componer, tan comprometida con su entorno y con los más desprotegidos”, concibe Prada, oriunda de Paysandú, junto al río Uruguay. “Yo en el oficio compositivo soy muy nueva, y en mis dos discos, Soy sola y Soy pecadora , hay una voz más autorreferencial. Trabajar con Teresa es un grato desafío. Espero estar a la altura”. Y Parodi le responde a modo de remanso: “Yo siento que tomo aire fresco en las canciones de Ana”. La imagen expone más que un lazo sonoro. “Ana me remite a lugares de río, de agua. Yo vengo del Paraná, un río marrón, revuelto pero hondo. Y el río de Ana tiene otros colores, pero esa sonoridad de agua nos avecina”. Prada coteja: “El río Uruguay es más chico; el Paraná te apabulla. A Teresa la siento como su río: una gran coherencia en su obra, sus palabras, su generosidad”.
Y si ambas provienen “de momentos históricos distintos”, hay desafíos afines. “Teresa tuvo que hablar de ciertas cosas -sabe Prada-, y yo encaro otras luchas que nos aúnan como mujeres. Nos paramos en un escenario y decimos cosas”. Porque ella, observa Parodi, “es de una generación de músicos jóvenes que resumen este tiempo. Vienen después de las dictaduras de nuestros países, y salieron cantando sobre cosas que siguen pasando”.
¿Cómo componen juntas? “A mí me provoca escribir de otra manera -confía la mayor-. Este encuentro musical-autoral muestra un universo distinto al individual de cada una”. Lo completa Prada: “Teresa es muy intuitiva y emocional con sus canciones. Y yo soy un poco así: aprovecho la emoción”. Cuando Parodi le mandaba alguna letra para que la musicalizara, ella vibraba: “Me daba vueltas en la cabeza y de repente me levantaba a la dos de la mañana”. Al otro día la llamaba: “¡Teresa! ¿Qué te parece? Se puede cambiar si es una porquería”.
Sentía esa confianza “a pesar de que recién ahora nos conocemos más. Ella te permite abrirte, y no me voy a sentir frustrada si dice ‘Esta no me gusta; busquemos por allá’”. Es el fruto de “la libertad que hay entre nosotras”, divisa Parodi. “El respeto mutuo hace que sepamos escucharnos”. Por eso, cuando Prada dudaba, le respondía: “¡Qué vamos a cambiar! Mirá la puerta que abriste, qué lindo para dónde va la canción’. De hecho, no he cambiado ni una nota que ella hizo”. Prada suspira: “Y yo no te he cambiado ni una letra”.
“Al sur y al norte secretas flores”, pronuncian en la intensa La otra orilla del mismo río , y en la zamba Cuando de mí te olvidas se les oye decir: “Quiero escribirte ahora una canción sencilla, una que tenga un verso nuevo como una espiga”. Ahí, “Teresa mandó la música y la primera estrofa”, cuenta Prada. “Yo dije: ‘A ver si puedo escribir otras estrofas continuando la idea”. Y en otra letra de Parodi, quizás el elegante huayno Y qué más , Prada sumó la música. “Pero la letra era tan simétrica, tan bien rimada, que sólo le agregué un estribillo”. Son, hasta hoy, cinco canciones de a dos, pero el deseo sigue abierto: “Se da naturalmente porque ninguna es afectada -dice Parodi-. A mí me hace bien descubrir el mundo Ana: ella de golpe abre caminos muy luminosos”. Prada no se mueve: simplemente la oye. “Siento que ella va adelante y me dice ‘Vení, Teresa, es por acá’. Yo la sigo, luego me paro y le digo: ‘Ahora te voy a mostrar otros caminos que vienen conmigo. Eso es lo que más me gusta: todo nació de conversar nomás”.
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