Los Tekis fueron el número fuerte de la noche. Mariano Luque y Milena Salamanca aportaron potencia.
Vibraban los trajes fluorescentes de Los Tekis en una discoteca de lásers y luces 3D en la pantalla de Cosquín 2017. Se rozaban mujeres y hombres con taparrabos, pintados de azul, amarillo y rojo: como los Power Rangers en una danza mecánica y tribal. Luego, unas cholitas menearon sus polleras cortas mostrando la cola, delante de más bailarines en compases de saya eléctrica y estética de reggaetón. Y el videoclip terminó con llamaradas reales: así abrieron Los Tekis, el lunes, la Tercera Luna de Cosquín.
“Somos pasado, somos presente, somos futuro. Somos la gente”, juraron en el video, justo antes de los gritos delante de la Próspero Molina -llena en un 75 por ciento-. Tras los Ballets Esencia de mi pueblo y José Hernández, Los Tekis trajeron su alegre visión del presente de Jujuy, a puro salto de bailecitos, huaynos y taquiraris, con luces chispeantes y una puesta de alta tecnología. Exponentes de aquel viejo “folclore joven” de los años 90, Los Tekis encienden a su público: hicieron Señora Chichera, Viva Jujuy, Arde la ciudad, Hasta el otro carnaval, Te pido en agosto, De madrugada, Vienes y te vas y Soy soltero.
Sin mostrar tristezas funcionaron con éxito para la TV Pública: a las 23.12, la transmisión en vivo de su show en Cosquín por Festival País logró un pico de 4,2 puntos y quedó tercera en su franja. Al cierre de la Tercera Luna, otra visión del carnaval agitaría a las 2.43 de la mañana el extenso cantor Sergio Galleguillo. El ídolo riojano de la chaya exportable para su voz áspera mantuvo la convocatoria de la Plaza en sus hits: Pensando en ti, Qué linda que es La Rioja, Lágrimas del corazón, Por este amor sin tiempo, Bajo el cielo de la cuadra, Niñachay y su tema más popular: El camión de Germán (del Pica Juárez).
La noche también tuvo concepto desafiante hacia el futuro de la música popular argentina. Milena Salamanca, la platense que mira a Latinoamérica magnetizó con Vidala del sol, Amorosa palomita, Mi desventura y Duerme negrito. Eligió usar las pantallas para hablar de hoy, proyectando un mensaje de Soraya Maicoñia, de la comunidad mapuche Pu Lof, de Chubut, que atravesó una cruda represión policial días atrás. Y llamó a un colectivo de aerófonos andinos del cordobés Mauro Ciavattini.
¿Se puede arriesgar en Cosquín 2017 y triunfar? ¿Qué es triunfar? “Juntarnos es el camino”, cantó Lucho Hoyos, reunido en el espectáculo Tucumanos con tres referentes de la refinación de raíz sonora perdurable: Juan Quintero (¿traerá su sideral trío Aca Seca alguna vez a Cosquín?), Claudio Sosa y Topo Encinar se entreveraron en tres obras y cerraron con Cañaveral. Lo profundo atraviesa corazones, alejando el ego de la soledad escénica.
Al rato, Quintero corrió para la Peña de la Pirincha, emblemática en el Cosquín alternativo: debía cerrar “Memoria Adentro. Una Celebración de la Música de Raúl Carnota”, que congregaba a renovadores en torno a la obra del vanguardista fallecido en 2014: Ramiro y Josho González, Juan Iñaki, Mery Murúa, Juan Arabel, Presenta Trío, Micaela Vita y Juan Saraco, Guada Fleitas y Sebastián Farías Gómez, Jorge Luis Reales y Geo Broggini. Más la tanguera Lidia Borda, como sorpresa.
La Plaza no fue leve esperando a Galleguillo: logró buen gusto Daniel Orellano, el rosarino no vidente surgido del Pre Cosquín, que canta y toca la guitarra con el diapasón hacia arriba. La Plaza clamó por otra pero no hubo chance. ¿Premio Revelación en puerta? Luego, Lucrecia Rodrigo, pampeana con domicilio cordobés, desplegó una huella y un triunfo e invitó al riojano Ramiro González, quien recitó un poema cautivador.
Rioja también tuvo más reflexión en la voz de otro emergente radicado en Córdoba: Mariano Luque. Como en su disco Cosecha, reivindicó al obispo Enrique Angelelli, asesinado por la dictadura militar de 1976. Cantó con Hernán Bolletta y signó de compromiso social a la chaya: por los mapuches y contra el desmonte, llamó a Paola Bernal y Rubén Patagonia para Fusil de coplas. El Dúo Nuevo Cuyo rodeó de sutileza a la Plaza y Brisas del Norte azuzó el motor festivalero para el remate de Galleguillo. Otra forma de celebrar, sin respiro, en el mismo Cosquín de la suavidad.
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