La 56a edición del encuentro folklórico con un armado contrarreloj.
COSQUIN, Córdoba.-Recién bien entrada la madrugada de la primera de las nueve lunas del Festival de Folklore de Cosquín apareció el entusiasmo, el baile y los coros del público. Juan Falú, José Luis Aguirre y Raly Barrionuevo fueron sumando -en ese orden- fervor en la gente. El regreso de Jaime Torres y Liliana Herrero aportó talento y nombres, pero no alcanzó para que el clima estallara.
Casi a la misma hora que el escenario, las peñas también tomaron color. La de Luciano "El Indio" Rojas, hermano de Jorge, aparece como la gran convocante. El sábado unas mil personas coparon el salón y el patio descubierto; el premio mayor llegó a las 3 de la madrugada, cuando Jorge Rojas se sumó al escenario de sorpresa. En ese mismo lugar empezaron a tocar Los Nocheros.
La peña del violinista Leonardo Lovato también se desperezó en la madrugada, con él haciendo bailar a la gente y divirtiéndose con un improvisado concurso de chacarera. En Cosquín hay 15 peñas: no sólo son el ámbito para que improvisados bailarines se luzcan, sino para que noveles cantantes empiecen a difundirse.
Esta edición del festival se armó en poco tiempo por la transición política en la ciudad y con una pesada herencia económica: sólo la comisión organizadora debe unos nueve millones de pesos. En lo que a la programación respecta, la tendencia es que haya un hilo común entre los artistas, buena relación entre ellos. Hoy es el turno de Jairo y Luciano Pereyra, entre otros, en tanto el cierre, el domingo, será a pura tradición con Los Manseros Santiagueños.
Cerca de 3200 personas desfilaron en la inauguración de un escenario que consagró a grandes figuras del folklore, algunas de las cuales estarán ausentes este año. No subirán al escenario Atahualpa Yupanqui, Víctor Heredia (nunca había faltado desde el 69, cuando fue premio Consagración) y Jorge Rojas (sin show propio). Hubo problemas de fecha para traerlos y también, en algún caso, antiguas asperezas que deberán limarse.
"Buscamos recuperar lo mejor de Cosquín, pero este año empezamos contrarreloj, con poco tiempo", señala Damián Torletti, secretario de Programación del Festival. "Tenemos la responsabilidad de defender la cultura folklórica -agrega-, no sólo de poner consagrados, sino mostrar otras propuestas. Costó mucho restablecer vínculos con la gente y con los artistas".
En el Himno Nacional de la apertura Herrero dejó su micrófono vacío; prefirió no sumarse a Torres, Barrionuevo, Aguirre, y Elvira Ceballos en la interpretación. Una entrada en falso en la segunda parte de la canción dio la nota de color en este intento de "renovación".
Con ironía, Torres habló de la "severidad" de la nueva comisión y pidió esperar para definir dónde llevarán los "cambios"; uno de sus invitados fue el Mono Izarrualde. Desde Traslasierra, Aguirre aportó su música con fuerte contenido político. Acompañado por su guitarra conmovió e hizo bailar al público.
Liliana Herrero volvió a Cosquín después de dos años. Contó que lo hacía por los "nuevos organizadores y por la música". Después de regalar temas como "Imposible", "La Nostalgiosa", "Garzas viajeras", "Carita morena" y "Confesión del viento", se despidió pidiendo "una patria más justa y feliz, una patria sin despidos".
Ya en la madrugada, Raly Barrionuevo convirtió a la plaza -a mitad de cubrir- en una peña. Ni bien comenzó con "Luna cautiva" los pañuelos de los bailarines espontáneos empezaron a volar. Tuvo invitados, ritmo y la disposición para llegar hasta las 4.30 a pura entrega. El público, agradecido.
Como corolario, diremos que las sillas en la Plaza Prospero Molina, se contaban por montones vacías. La locución no cuenta con nombres famosos pero, es aceptable.
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