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Revista "Madre Tierra"

viernes, 29 de enero de 2016

Nuestra Música: Zamba de Vargas

En estos meses que, se desarrollan la gran mayoría de los festivales del folklore nacional, es un buen momento para aprovechar y, recordar nuestras raíces, nuestra tradición y nuestra historia; en este caso con Zamba de Vargas, se recuerda el esfuerzo criollo de Felipe Varela (el  Quijote de los Andes) y, sus hombres contra el gobierno de Mitre y, una injusta guerra que desangró a hermanos y, en especial al Paraguay.

Es una bella zamba que recuerda pa batalla de Pozo de Vargas, de un lado a Felipe Varela y sus riojanos y, por el otro a los santiagueños de Taboada, gobernador por ese entonces y, general del ejercito.

La Batalla de Pozo de Vargas, del 9 de abril de 1867, fue un enfrentamiento de las guerras civiles argentinas, entre las fuerzas federales del caudillo Felipe Varela y las del gobierno nacional argentino, dirigidas por el general Antonino Taboada, en las afueras de la ciudad de La Rioja. La victoria de Taboada significó el final de la última y mayor rebelión del norte contra la presidencia de Bartolomé Mitre. La conocida canción popular anónima "Zamba de Vargas" trata sobre este acontecimiento.


En camino hacia Catamarca, Varela recibió aviso de que Taboada había ocupado la ciudad de La Rioja con un ejército de 3.000 hombres. Para no tenerlo a sus espaldas, retrocedió hacia ella. Fue un tremendo error, ya que se privó de expandir la revolución a otras provincias, donde podía haber recibido apoyos.
El peor de los errores, sin embargo, fue no haberse asegurado la provisión de agua. Avanzó dos días hacia el sur sin nada que darle de beber a sus caballos y hombres, y encontró todos los pozos secos. Insólitamente, siguió adelante. El próximo pozo disponible era el de la estancia de Vargas, a una legua de la ciudad. Pero allí lo esperaba Taboada con 1.700 hombres, provocativamente ubicados en torno del único pozo.
El 9 de abril a media mañana aparecieron los federales, muertos de sed. Varela dudó en atacar en esas condiciones, pero la muerte de algunos de sus hombres mientras distribuía sus tropas lo decidió. La batalla comenzó a la una de la tarde.
Los federales lucharon con desesperación, pero sus caballos estaban debilitados y tenían muy pocas armas de fuego. Los nacionales, en cambio, estaban armados con fusiles de repetición y se limitaron a resguardarse y tirar contra los blancos móviles que desfilaban frente a ellos. La superioridad numérica de los montoneros les permitió algunos éxitos parciales, entre ellos la captura por parte del coronel Elizondo del parque del ejército nacional y el avance hasta entrar en la ciudad de La Rioja. Pero sus hombres, casi muertos de hambre y sed, se dispersaron por la población, comiendo y bebiendo, incluso emborrachándose.
La batalla terminó hacia las seis de la tarde, con la completa derrota federal, que dejó en el campo de batalla más de mil muertos y otros tantos prisioneros. Los nacionales perdieron unos doscientos hombres, sobre todo de la caballería, que había sido utilizada con torpeza. Con menos de 180 hombres, Varela debió retirarse, dejando el campo al muy maltrecho ejército nacional.
Esta zamba recuerda y, relata ese combate, aquí la letra:

Forman los riojanos
en Pozo 'e Vargas;
los manda Varela,
firme en batallas.
Contra los santiagueños,
con gran denuedo, van a pelear;
ya Don Manuel Taboada
alza su espada: se ve brillar.

Atacó Varela,
con gran pujanza:
tocando a degüello,
a sable y lanza.
Se oyen los alaridos,
en el estruendo de la carga
y ya pierden terreno
los santiagueños de Taboada

"Bravos santiagueños
-dijo Taboada-
vencer o la muerte
vuelvan su cara.
Por la tierra querida,
demos la vida para triunfar"
Y ahí no más a la banda
la vieja zamba mandó a tocar.

En el entrevero
se alzó esta zamba,
llevando en sus notas
bríos al alba.
Y el triunfo consiguieron
los santiagueños y este cantar
para eterna memoria,
Zamba de Vargas siempre será.


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